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Domingo 29 de octubre de
2006
Colonia Dignidad:
Hija de Schaefer
volvió para recuperar fortuna
HERNÁN ÁVALOS
Rebeca podrá disponer de más de US$ 10
millones al acceder a cuentas secretas de su padre, según
calcula la policía.
HERNÁN ÁVALOS
A cualquiera
engaña con su aspecto frágil. Pero Rebeca Schaefer, hija
adoptiva del ex líder de Colonia Dignidad hoy encarcelado,
habla perfecto alemán y español, administra propiedades y
depósitos bancarios y está considerada como la única heredera
de cuentas secretas en el extranjero por más de 10 millones de
dólares.
Siempre ha estado cerca de su padre. De hecho,
en 1998 salió del país con Harmut Hopp para -un año más tarde-
encontrarse con Schaefer en su refugio en las afueras de
Buenos Aires, donde permaneció fiel hasta que el octogenario
dirigente fue devuelto a Chile en marzo de 2005.
A casi
dos años de separación obligada, Schaefer envejece en la
cárcel y la hija necesita financiar la sobrevivencia de su
"familia" en Argentina.
Rebeca, de 39 años, chilena,
soltera, nació en el hospital de Villa Baviera. Su madre murió
poco después, y su padre, un campesino de la zona, la dejó
allí para que la cuidaran, porque tenía otros siete hijos. Y
cuando la reclamó se la negaron, tal como ocurrió con otros
menores.
Cuando rompió su exilio en Argentina para
regresar a Chile hace poco más de una semana, el propio
ministro de fuero Jorge Zepeda, acompañado del prefecto de
Investigaciones Rafael Castillo, viajó al paso Los
Libertadores para interrogarla y conocer sus
propósitos.
"Vengo a arreglar mis problemas con la
justicia", repitió la mujer cuando fue detenida en Policía
Internacional y Extranjería por cuatro requerimientos
judiciales. Luego fue notificada de que había sido procesada
en ausencia por los delitos de encubrimiento en los abusos
sexuales de niños -por los cuales su padre está condenado a 20
años de cárcel- y de asociación ilícita.
Los
motivos
La policía trabaja sobre el supuesto que el
regreso de Rebeca obedece a una estrategia de Schaefer para
traspasar, antes de morir en prisión, una fortuna que se
calcula entre 10 y 15 millones de dólares, que depositó en el
extranjero antes de huir, los que sólo entregará a la única
persona de confianza que no le ha dado la espalda.
Por
las mismas razones, la policía presume que ella no está sola
en esta verdadera operación retorno. De hecho, están siendo
indagados otros viajeros que cruzaron esos días el paso
fronterizo por el que ella ingresó.
La mujer, de
aspecto esmirriado aunque de férrea voluntad, fue acompañada
hasta Mendoza por Peter Schmidt, uno de los cuatro integrantes
de la peculiar familia Schaefer Schneider que permanecen en la
finca de Chivilcoy, provincia de Buenos Aires, a la espera del
juicio por extradición a Chile en el Juzgado Federal de
Mercedes. Los restantes integrantes de su entorno son Mathias
Gerlach, Gert Zeitner y Renate Freitag.
En su intento
por volver, Rebeca burló la orden de arraigo y alcanzó la
frontera como pasajera de un bus TAC, hecho que originó una
investigación en el Juzgado Federal de Mendoza.
Según
sostuvo ante la corte su abogado en Chile, José Luis
Sotomayor, la mujer no le comunicó que venía al país, aun
cuando mantenían cierto contacto a través del abogado
argentino Enrique Villarreal, quien representa a los ex
custodios en ese país.
"Es una persona inteligente y
astuta. Medita cada respuesta, o simplemente guarda silencio y
sabe perfectamente lo que quiere", dijo el prefecto Rafael
Castillo luego de hablar con ella.
En el proceso consta
que Rebeca Schaefer tiene al menos dos pasaportes con
numerosos ingresos y salidas a la Argentina, Brasil, Uruguay,
México, Venezuela e islas caribeñas consideradas paraísos
fiscales.
En sus declaraciones reveló que estando de
visita en Saint Kitts, en el Caribe, su acompañante Harmut
Hopp -quien permanece recluido y condenado por las armas
halladas en Villa Baviera- le mostró un lujoso condominio
diciéndole que le pertenecía a ella, aunque no le exhibió
ningún documento.
Cuando fue recluida en el Centro de
Detención Femenino Santiago Sur (ex COF) pidió un encuentro
intrapenitenciario con Schaefer, para el cual contaría con
autorización del tribunal. Autorizó sólo visitas de su
abogado, José Luis Sotomayor, y la cónsul de Alemania, aunque
no tiene esa nacionalidad y se negó a recibir a su padre
biológico.
La nueva dirigencia
"No queremos
saber nada de Schaefer ni de la gente que nos hizo daño.
Estamos limpiando la casa y haciendo los mayores esfuerzos por
insertarnos en la sociedad chilena", respondió Hernán Escobar,
vocero de la nueva dirigencia de Colonia Dignidad. Luego
estimó que el regreso de Rebeca obedece a una maniobra para
ver la reacción de la justicia frente a los prófugos. "Nos
molesta que nos haya robado tanto dinero",
señaló.
PIEZA CLAVE
REBECA Schaefer es
considerada por fuentes cercanas al proceso como "la llave que
abre los bienes del enclave".
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